La improvisación necesitaba una casa, una grande donde todos cupiéramos. Para mi improvisar es hacer teatro, un teatro bastante más complejo porque expones al actor y le haces tener dos funciones: la de intérprete y la de dramaturgo. Le quitas algo muy importante, el texto, y le dejas volar a su suerte.
Eso no es teatro, eso se merece algo más que un hueco pequeño un día de diario, funciones a horas intempestivas o estar programado en una sala de 60 personas de aforo (sin ánimo de ofender a las salas de teatro alternativo a las que asisto regularmente). Esta misma sensación tengo con el clown, pero no es la guerra que estoy defendiendo hoy.
Así es como hoy todos debemos alegrarnos por dos motivos: el primero porque una compañía de teatro ha rescatado un teatro
Cuando un teatro reabre la cultura gana una batalla. Hoy es el turno del @TeatroLaStrada. Bienvenido 🙂
— Clara Ávila (@ClaraAvilaC) September 27, 2013
No sólo lo ha rescatado, además le ha quitado la caspa que tenía ya el viejo teatro Arlequín, dando así un sitio fijo a la improvisación, una casa, un lugar, el que espero sea el primero de muchos lugares referentes.
El teatro cuenta con bar, precios normales para el sector (entre 10 y 20€), programación de improvisación (jamming y la golfa) y otras obras de teatro como Una semana nada más, Absolutamente Comprometidos e infantiles.
Por mi partefelicitar a jamming por la iniciativa y recordados que podéis seguir toda la información en su web, Facebook y twitter.