El sector de la salud no deja de sorprenderme. En esta ocasión quiero unirme a una de las acciones que han propuesto, la Carnaval Salud. Durante este mes se debatirá sobre marcas personales y su correspondiente presencia online, es un tema que he tratado en muchas ocasiones en este blog y como docente y me parece interesante aportar mi punto de vista.
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Nos gusta la gente.
Eso es algo bueno, que seamos personas y nos guste relacionarnos con más gente. Por eso no puedo medir igual el ritmo de crecimiento o de engagement que genera una marca (un blog, una empresa, una presencia online sin atributos de persona) con el que genera una persona. Al final, detrás de cada persona hay una historia y esa historia es interesante, da un valor, hace que nos interesemos. Las marcas no son sinceras, las personas suponemos que sí.
Recuerdo el post de Lucas García donde decía que , estoy de acuerdo con él, me gusta que los perfiles que sigo estén vivos, sean personas y cuenten parte de su vida. No creo que eso sea malo, no creo que reste valor profesional siempre y cuando se haga bien.
¿A qué me refiero con «que se haga bien»?
A saber qué se dice y quién lo dice. Analizar cómo lo dices y sobre todo, aprender qué te callas. No es lo mismo lo que puedo decir yo a lo que puede decir un presidente de un gobierno, tenemos roles distintos y por tanto yo tengo bastante más libertad. Esta comparación la podéis llevar a cualquier sector, por ejemplo el de la salud: no es lo mismo lo que yo diga a lo que diga mi médico (además de las consecuencias legales que ciertos comentarios pueden conllevar)
Supongo que la siguiente pregunta que debemos hacernos es cómo sabemos qué podemos o no decir. Aquí vuelvo a un ejemplo que ya di cuando hablé de las meteduras de pata de los famosos en twitter: no pongas nada en twitter que no te atrevas a decir en un bar, a voces y subido a una silla. Parece una tontería pero es sentido común. Igual que ninguno de vosotros criticaría a un jefe o a un cliente en esa situación, tampoco lo haríais en twitter.
Volviendo a llevar este ejemplo al sector de la salud, entiendo que un médico/ farmacéutico/ enfermero/ personal sanitario no debe criticar a un paciente o comentar ciertas decisiones médicas o comportamientos que están fuera de lugar en redes sociales.
Los niveles de comunicación en redes sociales
Tal y como dije en la clase de marcas personales en Tekuidamos creo que han cambiado los niveles de comunicación por la facilidad que tenemos a día de hoy de contar cosas. Antes existían dos niveles: el profesional y el personal.
Ahora considero que hay tres niveles: el profesional, el público y el privado. Que el profesional es algo que puedes gritar a los cuatro vientos es evidente, que el público es algo que puedes contar sin miedo también, que el privado es algo que debes guardarte para ti es algo que debería ser de sentido común, algo que se enseñe en los colegios.
Ha llegado el momento de trazar la frontera
De analizar cada uno qué decimos y qué callamos en redes sociales. Qué punto exacto es el que separa lo público de lo privado.
Me encantaría daros aquí la respuesta pero depende de la persona, de lo que decida, de a lo que se dedique. Pero merece la pena gastar un tiempo en saber si hacemos lo correcto y decimos lo que queremos sabiendo callar lo que valoramos.
Sin olvida que somos personas. Y a las personas nos gustan las personas, o al menos a casi todas.
Imagen Fotovika / Shutterstock
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