Es algo que seguramente te haya pasado, o que posiblemente te pase antes o después si gestionas un blog. Lo mismo nunca te llega a pasar y eres un afortunado, pero esta crisis es real, los blogueros tienen crisis.
Ojalá fuera una crisis que pasa una vez en la vida y ya. En mi caso he visto que me pasa dos o tres veces al año: llega un momento en el que sientes rechazo por tu blog.
No es que lo odies, eso sería muy complicado, tu blog no puedes odiarlo. Es más un miedo y una desgana al abrir el gestor de contenidos. Es no tener de qué hablar. Es que tu «nevera de ideas» no te guste. Es sentarte y no saber por dónde empezar. Es algo que va más allá del miedo al folio en blanco, es simplemente no querer escribir, sentirlo como una obligación, que no te gusten los textos que te salen. Es no ser feliz siendo bloguero. Mirarlo y no sentirte representado con lo que está escrito. Y pasa, de verdad que pasa.
La solución más sencilla es parar. Distanciarse del blog. Dejar de escribir. A la vez es el mayor riesgo, el que ese paso no sea temporal sino que sea definitivo. De hecho yo creo que el abandono de blogueros se produce por dos motivos: por la falta de continuidad y por las crisis de blogueros (hablo sin datos, que quede claro). Para eso yo suelo fijarme una fecha de vuelta, siempre la he conseguido cumplir.
Lo bueno es que vuelves renovado, que eres capaz de analizar con perspectiva tu contenido. Llega un momento en el que te hormiguean los dedos porque realmente necesitas volver.
No penséis que esto es o blanco o negro, hay veces que simplemente te das cuenta de que estás a punto de entrar en esta pequeña crisis. Ese es el mejor caso, porque ahí puedes tomar medidas. Escribir un post de lo que quieres, aunque no tenga que ver con tu blog, escribir con menor frecuencia un tiempo (sin tener que dejarlo).
Las crisis de los blogueros se pasan. Lo que viene después siempre merece la pena, porque tener un blog siempre merece la pena.
Imagen Max Griboedov
Totalmente 🙂
Ánimo David!
Eso funciona! Cierto!