Confieso que cuando Victor y yo empezamos a planificar el viaje a Bilbao, lo único que se pasaba por mi cabeza era el ir a un buen restaurante a cenar una noche. Mi presupuesto nunca suele ser demasiado alto y, aunque sé que suena muy mainstream, sigo fiándome de las estrellas Michelin para seleccionar un sitio. Al menos porque a mi me gusta ese tipo de gastronomía.
Después de mucho sondear nos decidimos por Andra Mari, un restaurante que está a 20 minutos de Bilbao, pero que contaba con la aprobación de mucha gente relevante. El menú degustación más económico eran 38€ y el éxito casi asegurado.
La llegada no pudo ser mejor. Una caseta iluminada. Al entrar amplias sonrisas de un servicio que tiene pinta de ser bien cuidado. Nos sentamos en la mesa, vimos la carta, pero fuimos “a tiro hecho”. El menú tradicional. De beber, ya que el menú tenía bastante pescado, pedimos recomendación y nos decidimos por un Viognier.
Los platos se fueron sucediendo con el tempo adecuado, sin ser muy acelerado, pero sin espacios que se crean innecesariamente para hacer que la cena parezca más larga.
Empezamos con el taco de foi caramelizado con frutos rojos. Este plato fue sin duda uno de mis favoritos, me encanta el foi. En este caso además daban unas tostadas para acompañarlo.
El bonito marinado sobre migas de tomate, de los dos platos de pescado que hay, fue mi favorito. Muy poco hecho y que se deshacía solo.
Las setas sobre patata y ravioli de huevo fue mi plato favorito del menú. No tengo ninguna duda. En este momento recuerdo que le dije a Victor “por favor, que no acabe nunca este plato”. Además, el ravioli de huevo (que tiene una elaboración complicada) estaba en su punto.
La merluza a la koxkera no me ganó. A Victor sí, pero confieso que soy poco de pescado. No estaba mala, evidentemente, pero el nivel estaba bastante alto. Eso sí, la ración era más grande que los demás.
El último plato era la presa ibérica sobre crema de parmesano y patata. Yo tenía muchas expectativas puestas en ese plato, el único de carne. El resultado fue buenísimo, la salsa era de mango, dulce, y el contraste con el parmesano era muy interesante.
Antes de irnos la torrija de pan caramelizada con helado. Cuando vi ese plato le dije a Victor “este no me va a sorprender”, y tuve que retirar lo dicho. El helado era muy sabroso, la torrija estaba muy jugosa y la parte superior del caramelo era crujiente sin ser pesada. Vamos, que queda feo decir que uno de tus platos favoritos es el dulce, pero lo fue.
Antes de volvernos a Bilbao, nos tomamos un café. En Andra Mari tuvieron la gentileza de enseñarnos su bodega y los salones inferiores. Impresionantes. La cuenta final fueron 100€ los dos. El menú, más el IVA, el vino y los dos cafés.
Mi recomendación está lanzada, como dice Lolo de Yelp, es un restaurante que merece la pierna, es decir, el paseo hasta ahí. Eso sí, como siempre me pasa, elijo cena cuando debería ir a almorzar. Si podéis, cambiad el orden, desde Andra Mari tienen buenas vistas y se disfrutan más de día.
¡Hola Clara!
Muchas gracias por vuestra visita, por contar vuestra experiencia en Andra Mari y por todas esa magníficas fotos. Nos encanta ser un restaurante que «merece la pierna». Fue un placer haberos recibido y esperamos volveros a ver pronto.
Un saludo
Gure Sukalkintza
Restaurante Andra Mari
Muchas gracias por todo 🙂
Volveremos, eso seguro!
Abrazo