Oda a la maternidad positiva

El otro día hablaba con una de mis mejores amigas, también mamá desde hace más tiempo que yo, y me di cuenta que era de las pocas personas que no maldecía la maternidad ni intentaba alertarme sobre «todo lo malo que está por venir». Y esta es mi realidad y lo que a la vez intento evitar: ser negativa, anticipar cosas malas o pensar que vivo un momento horrible.

Ya desde el embarazo todo el mundo te prepara para lo peor y te anima a que disfrutes de unos placeres que parece que no vas a poder volver a vivir nunca más. Te dicen frases del tipo «aprovechad para cenar fuera ahora que sois solo dos» o «duerme mucho, que luego no podrás». Pero parece que nadie te avisa de lo divertido que es ir a descubrir sitios con tu bebé o las sonrisas en mitad de la noche que hace que alimentar a tu bebé sea menos complicado. También te cuentan todo tipo de partos horribles, sin hablarte de que sí existen partos maravillosos.

No voy a engañar a nadie, ni a ser infantil con lo que rodea a la maternidad. Un parto duele, pero el dolor no tiene por qué significar sufrimiento (y si sufres, buscas alternativas y re-enfocas lo que está pasando). Ser madre es cansado e intenso, pero eso no significa que tener un hijo sea una cosa horrible. Ni mucho menos. Si no, la gente no tendría más hijos.

Cuando di a luz me avisaron que el primer mes es el peor. Recuerdo cuando pasé ese primer mes, me avisaron que lo peor son los tres primeros. Cuando pasé ese hito, ya me dijeron que en el fondo es el primer año. Y sí, a día de hoy hay gente que me dice que lo peor es cuando empiezan a andar, o las rabietas o… la edad del pavo y la adolescencia.

¿Por qué no hablamos de lo positivo?

Está bien quejarse, y de verdad creo que es necesario que lo hagamos. Además, considero que es una moda el desmitificar la maternidad de eterna sonrisa y de soportarlo todo. Pero quizá deberíamos seguir recordando a las personas que de verdad ser madre es una maravilla.

Quizá deberíamos hablar de cómo te estalla el corazón con las carcajadas de tu bebé y lo importante que es sentir que tus brazos son el refugio de los malos momentos. Es importante que recordemos que cada hito de tu bebé lo vivirás como tuyo y que posiblemente el amor que sientas será el más intenso que jamás vivirás.

Sí, las dudas, el miedo, la culpa, el cansando… esas emociones estarán presentes. Pero tú puedes enfocarlas desde el negativismo o como el aprendizaje y la exploración de esa nueva etapa. Y sí, eso (generalmente y salvo en casos extremos) depende mucho de ti.

¿Retos? ¡Todos los del mundo! Estar perdidos al principio, la reacción a las vacunas, las visitas a urgencias, los cólicos, las regresiones del sueño… Pero hay otros retos: el día que te sonríe, la primera vez que le das de comer, la primera carcajada, la primera croqueta, ¡las primeras vacaciones juntos! No sabéis las ganas que tengo de ir al mar con mi bebé.

Tener un bebé no es una carga

Sí, claro que tu ritmos va a cambiar. Seguramente hagas más planes de día, lleves maletas más grandes (y bolsos más pequeños), llegues tarde a los sitios por una siesta más larga… pero podrás seguir comiendo en restaurantes, viajando, viendo amigos. No siempre comerás tu plato caliente, y lo mismo tienes que dormir a tu bebé en mitad de las cañas y volver. Seguramente no puedas ver cinco museos en un día o no te levantarás a las 11 de la mañana en una temporada.

Pero, en mi caso, una sonrisa de mi hijo me vale un universo.

Me niego a ver lo que viene con miedo. Rechazo todos los comentarios que empiezan con un «prepárate». Decido vivir cada etapa con ilusión, aceptar los retos, disfrutar de los buenos momentos y atesorar instantes que sé que no se volverán a repetir. Los días son largos, los años son cortos.

Quejaros de lo que queráis. Pero no dejéis que la queja sea una actitud, sino haced que se quede en un desahogo puntual.

Por cierto, he escrito esto una noche de varios despertares. Pero no quería que un subidón hormonal hiciese que solo hablase de lo positivo.

Categories Maternidad

3 thoughts on “Oda a la maternidad positiva

  1. Al final es lo que queda, que ser madre es una maravilla. Las malas noches, las rabietas, el agotamiento, desaparecen de la memoria cuando vuelves la vista atrás y miras a tus hijos.

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