Me ha dolido lo de Zapata.
Me ha dolido mucho.
Más allá de entrar en la casuística que ha hecho que un tuit del 2011 saliera a relucir el día de la investidura de un concejal (algo que me parece una auténtica puñalada) y sin ánimo de justificar unos tuits (que no puedo hacerlo), lo de Zapata me duele.
Me duele porque da fe del tipo de sociedad en la que vivimos. Una que condena la falta de libertad de expresión cuando un medio, Charlie Hebdo, hacía bromas en contra de los Islamistas; pero que consigue que se destituya a un concejal por unos tuits. Pese a las declaraciones que ha hecho. Pese a que se haya disculpado en persona.
Definitivamente es más fácil destituir a una persona con una cuenta en Twitter que con una cuenta en Suiza, leía el otro día en Twitter. Desafortunadamente es así. Es más importante buscar la forma de desacreditar a una persona que de juzgar a un culpable.
Pero lo entiendo.
Entiendo que Zapata no debe ser concejal.
Lo entiendo, porque cuando una persona entra en política debe saber que lo que se busca de él es la ejemplaridad. Se busca que cuando conduzca lleve el cinturón de seguridad, que no huya de la policía, que no beba de más, que no comente ciertos temas. Es una persona pública.
Hace ya dos años escribí este post, llamado Querido futuro presidente del gobierno, que pretendía hablar de los niños, de aquellos que no han tenido referentes digitales que les hayan enseñado a usar una red, ni a poner topes en lo que comparten. Esta realidad la vamos a vivir una y mil veces más. Es imposible poner a cero nuestro contador digital. Es imposible.
Personalmente no creo que pudiera poner la mano en el fuego por lo que he publicado en Twitter.
¿Me hace eso una persona menos válida para la política? Espero que la validez para un puesto la dé la cualificación de la persona y no lo que ha tuiteado de más.
Pero la sociedad es la que es
Por eso a Zapata le ha pasado lo que le ha pasado
Ha dimitido. Algo que, como ya he dicho, entiendo. Entiendo que ha sido víctima de una situación.
No justifico sus tuits, él es responsable de lo que ha tuiteado, teniendo en cuenta que él sabía la sociedad en la que estaba. Lo que moralmente está bien y lo que no. Lo que se espera de un líder político.
Pero aun así me parece injusto.
También me parece importante que todos seamos conscientes con lo que compartimos en redes sociales. Sí, que no utilicemos la libertad de expresión. Solo se puede ser libre cuando se es políticamente correcto y criticar de manera irónica solo «a los malos».
Debemos tener en cuenta que, si queremos construir una marca personal, debemos también saber dónde están los límites de los distintos niveles de comunicación.
Y Zapata los ha sobrepasado. Por mucho que nos guste el humor negro. Por mucho contexto que se exista. Esos tuits estaban fuera de lugar. En la intimidad cada uno es libre, pero no lo eres cuando dices cosas en un lugar público. Y Twitter es eso, un lugar público.
Imagen Studio_G
Creo que se sacan las cosas de madre. Vivimos en un país en el que las apariencias cuentan por encima de todo. Sí, hizo un par de comentarios desafortunados y fuera de lugar, ¿y? Quiero decir, debería dimitir si llevase a cabo ese tipo de acciones que proclama, no porque las diga. En política se debería de hacer mucho menos caso a lo que se dice y más a lo que se hace. Al final, lo realmente importante es lo segundo.
Perdone Clara, pero no entiendo el artículo: lo entiendo pero lo condeno, es injusto pero debe irse…?
El señor Zapata debe irse (del todo, no a medias), no por unos tweets que son de dudosa gracia, sino por lo que hay detrás de ellos, de la personalidad que asoma.
Además, hoy en día, cualquiera que quiera ser representante público ha de saber que no vale con el ser, sino también con el parecer. Y las redes sociales son el primer paso.
Muchas gracias!
Hola Gonzalo, como ves no estoy de acuerdo. Yo hago bromas de humor negro como herramienta de defensa ante una realidad y, lo segundo, cuando las hizo no era un representante público.
Un saludo