La leche materna es la mejor. Punto. Pero la leche materna no siempre es la mejor opción, y esto es así. Hay millones de circunstancias personajes y médicas que rodean la lactancia materna y que hace que muchas mujeres elijan la fórmula. A veces es una elección sencilla, otras llevan un duelo.
Yo doy biberón. Y aquí debería justificarme, pero no lo voy a hacer… ya que si doy biberón es porque lo he decidido así. Punto. Las miradas juzgándome, las preguntas de si he consultado mi caso con una asesora… esas ya las he vivido.
El proceso de querer alimentar bien a tu bebé con leche de fórmula se convirtió en mi obsesión al final del embarazo, por eso hoy quiero compartir las cosas que aprendí en ese proceso y que aprendo día a día.
Por tener en casa un biberón, leche de fórmula y un par de cacharros que son útiles.
Yo empecé con los biberones de Philips Avent y nos fueron bien. Sino podéis mirar Nuk, Suavinex o cualquier otra marca que os guste. Mejor silicona que látex y siempre con tetina 0+. El tamaño pequeño, que los peques recién nacidos comen poco y no vas a necesitar más mililítros.
De leche empecé con Nutriben tras preguntar a un par de pediatras y ver que era la leche que daban en la maternidad de mi hospital y el peque la pillaba bien. Mezcla esa leche con agua mineral de baja mineralización (vamos, Bezoya). Todas las leches son buenas y no hay una “leche recomendada”… solo empieza por una y si no te funciona, prueba otra. Nosotros dentro de Nutriben hemos probado varias leches.
Sobre los cacharros yo recomiendo que tengas un escurre biberones, un cepillo especial, un esterilizador eléctrico y, de calienta biberones, nosotros usamos este de Beaba que calienta la leche a 37°C (temperatura del pecho) en 30 segundos. Es caro, así que buscad en Wallapop si no queréis hacer una inversión grande. Os dejo los enlaces de afilado de todo lo que tengo.
La respuesta es sencilla: lo más parecido a cómo darías el pecho normalmente.
De nuevo, estas son recomendaciones. Luego haz lo que te funcione.
Al salir del hospital el pediatra te dejará pautadas unas cantidades y una frecuencia (no te agobies con eso antes de tiempo). Cuando son pequeños es importante respetar la frecuencia y despertarles si ves que no lo hacen. Poco a poco verás que ellos se regulan y te van pidiendo.
En la primera consulta al pediatra en el centro de salud nos dieron más pautas y las seguimos al pie de la letra. Eso fue un error, porque llegado un momento cada niño come una cantidad y debes adaptar el ritmo a ellos. Aquí mis aprendizajes:
Crisis hay siempre, pero soluciones hay todavía más.
Puede que veas que después de algunas tomas llora… puede ser hambre. Puede que un día veas que está mustio o que vomita (no regurgita, vomita… a caño)… puede ser empacho.
Los gases son comunes, prueba otros biberones y otras leches (nosotros usamos el air free de avent y durante unas semanas la leche nutriben confort).
No olvides preguntar a tu pediatra por los probióticos tipo reuteri y buscar un buen fisio/ osteópata para ayudarle. Nosotros nos hemos hecho expertos en gases y la verdad es que tras el temporal de los cólicos, viene la calma y nuestro bebé está perfecto ahora.
Te diría que no te preocupes por dar el bibe. Que no es una mala opción. Que no te justifiques y que si alguien te pregunta por qué lo haces responde si quieres… así ayudarás a que otras mamás que dan el bibe no se sientan juzgadas.
Yo personalmente pasé un duelo durante el embarazo por no poder dar el pecho y ahora estoy feliz alimentando a mi bebé con biberones y esforzándome por que crezca sano y feliz. No, los biberones no son malos, la leche de fórmula no es mala y en esto de la crianza lo que a ti te sirve, es lo mejor. No demonices nada antes de tiempo.
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