Quizá la primera pregunta sería si realmente he creado una escuela online, pero vayamos paso a paso.
Hoy quiero presentaros El Ágora, un espacio formativo y de conversación en el que pretendo poder dar continuidad a los más de 10 años que llevo trabajando como docente y conferenciante.
¿En qué consiste El Ágora?
A ver, hablemos honestamente. Soy consciente de que estoy creando una escuela online, pero en este caso quiero que el modelo formativo sea un poco distinto al de muchas escuelas online que son en ocasiones un poco fast content.
Llevo mucho tiempo trabajando en la docencia y cuento con un método propio para explicar ciertas partes teóricas y de hacer que las personas que asisten a las formaciones sean capaces de ejecutar lo aprendido y razonar el por qué. Cada maestrillo tiene su librillo, y yo tengo el mío que me lo llevo a todas las aulas.
Por eso siento que ha llegado el momento de crear esta escuela online, de contar con mi propia casa para impartir docencia. Tengo miles de ideas de cómo aportar desde los contenidos al sector y esto es muy difícil cuando no tienes tus propias herramientas para llevarlas a cabo.
¿Qué vas a hacer en El Ágora?
Tengo millones de ideas sobre qué hacer y qué cosas me gustaría probar… pero lo bueno es que no tengo nada cerrado. Iré probando formatos, escuchando propuestas, abriendo a personas de fuera que quieran compartir algo en El Ágora.
Sí puedo anunciar que habrá una Certificación para ser Content Strategist. A la vuelta del verano os contaré más… pero si te interesa, puedes registrarte en El Ágora y podrás ganar una plaza gratis.
Un momento para dar las gracias
Un proyecto así lleva mucho trabajo y, como podéis imaginaros, esto no es un trabajo de una persona sola. Así que quiero aprovechar para dar las gracias a: María Cimadevilla (la co-madre de nombre y concepto), Noelia y Hugo (por ayudarme con la imagen y el vídeo en esa sesión plagada de risas), a Arantxa (por hacer esta preciosa versión de mi logo para la escuela), a Laia Arcones (por ser motor de ideas), a Vilma Núñez y Clara Soler (que son siempre unas compañeras de viaje), a Álvaro R. Moya (que siempre tiene tiempo para pelotear una idea) y por supuesto a Víctor y mi familia (que aguantan mis locuras).
Sinceramente, la lista es todavía más grande, pero estas personas tienen un trocito de sus ideas en este nuevo espacio que empieza a funcionar hoy.
Nos vemos en clase